Las lágrimas de Ayala resumen lo que sintió el zaragocismo tras
ganar al Deportivo. Hasta ese momento, pocos se creían que el Zaragoza
no fuera ganando. Los de Villanova lo hicieron todo y tuvieron
ocasiones de todos los colores, pero se le bajó la persiana delante de
Aouate. De cabeza, con el pie, de cerca, de lejos, hasta sin portero...
pero siempre fallaron. Guiado por un imparable Sergio García, el
Zaragoza encerró y agobió al Deportivo, pero falló con el estoque. Daba
la impresión de que el Zaragoza podría haber estado tirando a puerta
durante cinco días y el balón no habría entrado. Hasta ese minuto 94.
Matuzalem colgó una falta, Aouate cantó y Ayala marcó en boca de gol.